jueves, 14 de abril de 2011

Cambios necesarios para reforzar la democracia


Falta poco más de un mes para que dé lugar un acontecimiento con el que soñamos todos aquellos que hemos tomado la decisión de hacer política de forma activa. Las elecciones municipales del próximo 22 de Mayo son una prueba de fuego para todas las agrupaciones, sea cual sea su color, y sea cual sea su motivación política.
Por un lado, el PSOE verá si supera de forma positiva el plebiscito al que va a ser sometida la política que ha venido llevando a cabo, tanto a nivel nacional, por medio del gobierno Zapatero, como aquí en Andalucía, a nivel regional y las políticas de Griñán y Chaves.
Parece que la ya conocida marcha del presidente del gobierno puede ayudar al partido de la rosa a esquivar el despeño que todo el mundo tenía por seguro hace no poco tiempo. En cuanto a Andalucía, están saliendo a la luz demasiados acontecimientos negativos para el gobierno de la Junta que pueden hacer mella importante en la confianza del votante andaluz. Además, los 30 años de gobierno ininterrumpido da la posibilidad de provocar el cambio histórico del voto hacia la derecha.
Por otro lado, el PP, con su singular forma de hacer política, basada en no hacer propuestas, basada en esperar la caída del otro para ocupar su peldaño sin esforzarse en conseguirlo, basada en querer mantener a flote un sistema que nos arrastra al conjunto hacia la incertidumbre y hacia el sometimiento a los mercados, basado en otros tantos puntos de un marcado carácter antisocial pero que, a su vez y de forma paradójica, sigue manteniendo una amplia aceptación de las personas.
Después del bipartidismo, surgen otras opciones, más o menos conocidas, más o menos nuevas, que pretenden ser alternativas a las políticas que realizan los partidos mayoritarios. Algunos, con pequeños matices, pero manteniendo posturas compartidas con éstos, como la aceptación del sistema capitalista, la conformidad en privatizar servicios públicos, el sometimiento a los mercados financieros, etc, más posicionados en el centro-derecha. Y otros, con una posición clara de superación del sistema neoliberal, de apoyo unánime al desarrollo por medio de la economía basada en el sistema público, centrada en políticas y economías que cuenten como epicentro a la gente, y no al mercado bursátil.
En este último apartado, es donde IU tiene claro que está su posición. No podemos cerrar los ojos y esperar no ver lo que está aconteciendo en los tiempos actuales. La crisis nos está llevando a atravesar una de las épocas más convulsas de la historia contemporánea, llena de dudas y de desesperanzas para mucha gente, para demasiada gente, que ven como se suceden los recortes sociales y la privatización de sistemas públicos sobre los que se ha basado el estado de bienestar, como la sanidad, las pensiones o la educación.
Aun así, es difícil hacer ver a esta gente, a pesar de las vicisitudes por las que puedan verse atrapados, de la conveniencia de cambiar el actual sistema, hacerles ver que no puede mantener el mismo ritmo ha venido llevando durante los últimos años sin que sufra un colapso definitivo. Hay que pensar más en políticas sociales que beneficien a todos en su conjunto; eso y sólo eso es descubrir el amor por la tierra, la pasión por participar en la mejora del conjunto poblacional, la necesidad de que la democracia vuelva a tener como hilo conductor las decisiones tomadas por el pueblo. Pero estas decisiones no se pueden acotar al hecho de ir a votar y dejar todo el poder de acción al político o grupo de turno. El pueblo debe sentirse en la necesidad y la obligación de formar parte esencial en la mejora de sus condiciones de vida.
Las próximas elecciones determinarán las ganas que el pueblo tiene de empezar a convertirse en miembro principal de la democracia en España. Es momento de conocer cuán dispuesta está la gente española en participar en el cambio de tendencia que resulta tan necesario.
Son estas premisas las que todo votante debe enfocar a la hora de realizar su derecho al voto, a la hora de comenzar a pensar en el futuro a corto, medio y largo plazo. Estamos en un punto de vital importancia histórica, y de las decisiones que tomemos ahora surgirán nuestras penas y/o alegrías futuras. Será un paso vital para la regeneración democrática; luego, otras acciones como la eliminación de la actual ley electoral (o Leyd’Hont), que permita que el voto de todos tenga el mismo valor, conformarán el camino sobre el que la verdadera democracia construya su futuro.

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