jueves, 31 de marzo de 2011

Privatiza, que algo queda

 
Es inevitable. Uno se enerva con demasiada facilidad siempre que se ataca al sistema público y se le tacha de improductivo, ineficaz y tantas acepciones negativas. Grandes empresas que aun hoy podrían dar beneficio al Estado fueron privatizadas con la intención de ser más rentables, cuestión que luego repercutiría en el bienestar de todos nosotros. Se privatizaron empresas de telecomunicación, empresas de hidrocarburos, infraestructuras, transportes, etc. Y siempre con la coletilla de que era lo mejor para España. Daba lo mismo si tenían o no beneficios siendo públicas, que ya se encargarían de sacarle alguna falta para hacerla propiedad de unos pocos. Uno de los últimos ejemplos, AENA, que teniendo las cuentas saneadas, ha sido entregada por un puñado de euros. Otro cercano, la lotería estatal, tres cuartos de lo mismo. Da la sensación de que es imperativo el deshacerse de todo lo que huela a público. Y es que el nuevo paradigma neoliberal es que “nada es gratis”. Todo tiene su precio. Hasta ahora, hemos encajado de mejor o peor manera este expolio de lo público que limita aun más si cabe el principio de equidad entre ciudadanos. Pero la situación que puede provocar una controversia no vista hasta ahora tiene que ver con los indicios de privatización en determinados pilares de nuestro estado de bienestar: pensiones, sanidad y educación.

Las pensiones ya han sido tocadas. La reciente reforma de pensiones nos ha  llegado acompañada de posiciones visionarias tales como que si no alargamos la edad de jubilación, no habrá posibilidades de que las próximas generaciones puedan soportar el coste de la misma; aquí debemos añadir que, según una encuesta publicada hace poco, hasta el 40% de nuestros jóvenes se niegan a pagar las pensiones de nuestros mayores. Es para que nos lo veamos…
En el enlace "Asalto a las pensiones" tenemos todo lo relacionado con las mentiras sobre las que se basa esta reforma, más encauzada en la creación de planes de pensiones privados que en mantener el bienestar. Y es que en un país azotado por el desempleo, que se alargue la vida laboral hasta los 67 es de pensar muy poco en esta tragedia.
Sobre las reformas de la sanidad y la educación, hemos de decir que aún no se han llevado a cabo, pero que nos apostamos todo a que se acometerán más pronto que tarde. Ya hay voces que hablan del “copago”. Se trataría de hacerle factura a quien acuda a ver a un médico o a recibir algún tipo de tratamiento, para recordarles que “nada es gratis”. Que no apreciamos la calidad y necesidad de tener una sanidad gratuita y que por eso hemos de contribuir pagando. Eso sí, según los que apoyan esta medida, la cantidad sería ínfima.  Si es que abusamos de los servicios sanitarios. Bueno, más que nosotros, los inmigrantes, que están todo el día en la consulta.
No sólo en sanidad pretenden que se pague más, ya que hay pago por medio de impuestos, sino que se alzan voces privatizadoras contra lo más importante de nuestro equilibrio social, la educación pública. No basta con que en ciertos  canales se denigre la educación pública en favor de la privada, con anuncios que faltan completamente a la verdad (ver aquí), no basta con que se haya infravalorado por parte de todos los gobiernos a nuestra educación pública, haciendo y deshaciendo leyes orgánicas a destajo, dependiendo del color de los gobernantes y, a veces, poniendo a la cabeza a personajes que tienen tantos conocimientos sobre educación como yo los tengo de ingeniería aeronáutica.
Tenemos que tener mucho cuidado con esta ola privatizadora. No podemos seguir quejándonos a agua pasada de estas acciones que sólo benefician a un grupo minúsculo, mientras que perjudica el acceso de la inmensa mayoría a derechos tan esenciales como la sanidad y la educación. Dijimos al principio que  enerva escuchar a esta gente que, con un cinismo total, habla por un lado de que quieren gobernar para todos, y a la que te descuidas, te la intentan colar. Menos mal que uno se tranquiliza al saber que uno de los más importantes representantes de este núcleo neoliberal, proveniente de la escuela privada y dirigente primero del PP, NO SABE LEER SU PROPIA LETRA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario