lunes, 4 de abril de 2011

Empresas que hunden países

Con la explosión de la crisis financiera en USA, que ha provocado una ola de acontecimientos y síntomas de recesión a lo largo y ancho del planeta, son muchas las palabras y expresiones que han copado titulares en informativos por su importancia, bien como parte de una posible solución de la crisis, o bien como causantes de la misma. El hecho paradójico es que hoy día nos encontramos con el “dos en uno”, o sea, que se quiere posicionar como solución a mucho de lo que en su día fue provocador del cisma. Actualmente, las empresas de rating se encuentran en esta situación.
¿Qué es una agencia de rating?
Las agencias de rating son empresas que se  dedican  a dar calificaciones a países, empresas, bancos y productos financieros: básicamente, les ponen una nota para que los inversores sepan a qué atenerse, para conocer si una determinada empresa o país es fiable, para tener una idea de las probabilidades de que haya problemas de impago si en un momento dado alguien decide invertir ahí. Las agencias más reconocidas son Standard and Poor's , Moody's y Fitch .
Las valoraciones de estos títulos tienen una escala dependiendo de la agencia que haga la calificación, a continuación os mostramos un gráfico con la nota que las tres agencias más importantes tienen como calificaciones.  
Como podéis observar, en el cuadro se diferencian bien aquellos títulos de baja calidad  o “basura” como se les llama en estos días, de los más solventes.
El gran problema surge cuando estas agencias, que se mueven de forma independiente, comienzan a realizar valoraciones en función del beneficio que puedan sacar de ello. Esta manera de actuar nos indica que Moody’s, Fitch y S&P’s se han equivocado mucho en esta crisis, y dieron la triple A, por ejemplo, a algunos de los productos financieros que llevaron a Lehman Brothers a la quiebra, y en el caso de la deuda pública no vieron venir, por ejemplo, los problemas de Dubai, o de los bancos islandeses.
En los últimos tiempos, estas agencias han vuelto a la primera página puesto que se han convertido en el timón utilizado por las grandes fortunas para invertir sus riquezas. Pero hay una diferencia importante del antes al ahora. Si con anterioridad  las calificaciones se hacían principalmente sobre cuestiones  financieras relacionadas con la banca, ahora éstas se realizan tomando como referencia la economía de un país entero. Y creer a pies juntillas a quienes tanto se han equivocado últimamente, y darles la máxima confianza para decir que éste o aquel país está capacitado o no para pagar su deuda es, cuanto menos, una desfachatez.
Rebajar la calificación de riesgo de un país, como ha ocurrido en Europa, provoca un "efecto de contagio" que atraviesa fronteras y mercados y puede llegar a "extender la inestabilidad financiera" y últimamente nos hallamos en un momento de especial crítica para este tipo de agencias por las recientes decisiones que han tomado sobre la economía portuguesa y española.
La agencia de calificación crediticia Fitch rebajó la calificación de cinco grandes bancos portugueses y advirtió de que si el Estado luso no es ayudado en breve, su nota, recortada recientemente en dos niveles, puede volver a bajar.
Los mercados se hicieron rápidamente eco de esta decisión y la rentabilidad de la deuda soberana de Portugal superó por primera vez la barrera del 9%.
El pasado 10 de marzo, Moody's sorprendió a los mercados con una rebaja de un escalón en la nota de solvencia de España, con el argumento de que el coste para el Estado de la capitalización de la banca podría superar los 40.000 millones, sin tener en cuenta que en solo unas horas el Banco de España iba a dar a conocer un informe al respecto, que solo situó el coste en 15.000 millones.
Queda claro que una rebaja en la calificación de la deuda soberana tiene un impacto directo, por ejemplo, en los bancos o entidades que poseen deuda de este país, porque reduce su solvencia.
Pero el daño no acaba ahí. Este tipo de anuncios provoca "un efecto de contagio que es significativo desde el punto de vista económico y estadístico" y que se "se extiende a través de países y mercados financieros".
De ello "se deduce que los anuncios de las agencias de rating pueden llegar a extender la inestabilidad financiera".
El impacto depende de la naturaleza del anuncio, pero los investigadores han encontrado "evidencias" de que en casos extremos, como cuando se redujo la calificación a grado casi especulativo de la deuda de Grecia, en diciembre de 2009, el contagio "se extendió sistemáticamente a través de Europa".
Los países que han sufrido con mayor fuerza esta presión han sido Islandia, Portugal y España, además de Grecia e Irlanda.
Esperemos que estas empresas reciban todo lo que merecen, que no es bueno, ya que no hacen sino entorpecer el desarrollo de los países a través de “opiniones” demasiadas veces erróneas, tirando más a consensuadas para sacarles beneficio. Pueden hundir la economía completa de un país sólo con cambiarle la calificación de su deuda. Como decíamos, Grecia, Irlanda, Islandia, Portugal, son algunos de quienes han sufrido la desvergüenza de estas agencias. Ojalá se les pare los pies antes de que el desastre arribe en España.


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