viernes, 20 de mayo de 2011

Desmontando el mito del buen gobierno: Barriada de los Poetas


Es para sentirse ofuscado y decepcionado cuando lo que más destaca el equipo de gobierno para la Barriada de los Poetas durante estos últimos cuatro años es que han puesto farolas de bajo consumo en determinadas calles del entorno. Cuando uno se encuentra un titular denominado “una Barriada con luz propia”, lo que a uno le viene a la mente es que se haga, al menos una breve reseña, de los ciudadanos de curro. Pero resulta que lo que quieren vendernos es que lo mejor que han hecho aquí es poner unas farolas.
Luego hablan del arreglo de las calles… si alguna vez el que escribió esto hubiera pisado esas calles, vería que no es para estar muy contentos de ellas. Es más, desde que se reconstruyeron, hace ya unos años, el ayuntamiento ha recibido quejas de la situación de las mismas, debido a que cuando llueve, se forman lagunas que ocupan toda la calle. Los mismos vecinos han tenido que arreglar el entuerto porque no había respuesta por parte del ayuntamiento. Otros, de calles cercanas, también sufren el problema, y han vuelto a reclamar soluciones puesto que el agua estancada ha provocado caídas a mayores. Entonces, mejor en este caso, sería intentar al menos poner el foco del buen trabajo en otro lugar.

El acceso del mercadillo, pues sí, ahí lo tenemos. Pero que para poner cuatro escalones al final de una interminable baranda no hay que pedir una subvención. La bolsa de aparcamiento, pues el supuesto acceso al centro de formación ocupacional. Pero se le ve más futuro como aparcamiento. Aún así, lo comido por lo servido, puesto que quitaron el que había junto al colegio para construir casas que aún siguen deshabitadas. Eso sí, el vallado no desaparece; baranda por un lado, vallas por el otro. Nos tienen como a mirlos, enjaulados.

Para finalizar, no sabemos cuántos vecinos y vecinas tienen posibilidad de tener comunicación con el equipo de gobierno, lo que sí sabemos es el tiempo que la sede de la asociación de vecinos lleva cerrada, faltando el lugar que tiene que ser promotor de ideas y propuestas. No se obliga a nadie que vote a uno u otro partido, pero simplemente hay que echar un vistazo para darse cuenta de que no se ha cuidado a la barriada como sus gentes bien tienen merecido.

Es para indignarse cuando uno recibe esta información sin que nadie se ruborice como mínimo.Aun así, el pueblo tiene la última palabra.

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